La educación ambiental un problema de Estado
Por: Lic. Marcial Barrios
Este 26 de enero de 2013, celebramos el Día Mundial de la Educación Ambiental, que se inició formalmente en 1972 a raíz de la declaración de Estocolmo (Declaración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente). En cuyo Principio 19 se establece que: “Es indispensable una labor de educación en cuestiones ambientales, dirigida tanto a las generaciones jóvenes como a los adultos para ensanchar las bases de una opinión pública bien informada y de una conducta inspirada en el sentido de su responsabilidad en cuanto a la protección y mejoramiento del medio en toda su dimensión humana”.
La importancia de esta declaración de Estocolmo ha repercutido en nuestros días y vemos una influencia jurídica en nuestra constitución venezolana en los artículos 127, 128 y 129 donde se explica -a groso modo- la necesidad de conservar el ambiente.
De igual modo y en tiempos más recientes esta necesidad de impartir el conocimiento ambiental ha influido en la LEY ORGÁNICA PARA LA PROTECCIÓN DEL NIÑO Y DEL ADOLESCENTE (LOPNA) en su artículo:
"Artículo 31. Derecho al Ambiente. Todos los niños y adolescentes tienen derecho a un ambiente sano y ecológicamente equilibrado, así como a la preservación y disfrute del paisaje."
Impactos de la carencia de educación ambiental
Sin embargo, la carencia de de la educación ambiental en Venezuela se observa en la forma como los ciudadanos entienden el “valor” de la “basura” dándole un uso incorrecto a los desechos. De igual modo el poco conocimiento de los funcionarios encargados del tema ambiental impacta directamente y se nota en la ineficacia en el tratamiento de los desechos sólidos, que terminan en vertederos mal planificados y que muchas veces terminan incinerados a sabiendas de la gran contaminación que causa.
“En Brasil en 2004, se recicló el 96% de las latas de aluminio, el 49% de las latas de acero, el 48% de los plásticos PET, el 46% de los envases de cristal, el 39% de los neumáticos y el 33% del papel”.
Se estima que con una educación ambiental como la brasilera engranada con un sistema nacional de reciclaje se podría recuperar al menos el 50 % de los desechos sólidos incluyendo los orgánicos. Transformando estas materias en aceites, abonos, plásticos, vidrios y metales recuperados que ahorraría la depredación sobre el medio ambiente. A la vez que se evitaría la gran contaminación de los vertederos y quema indiscriminada.
Reciclar se traduce en:
· Ahorro de energía
· Ahorro de agua potable
· Ahorro de materias primas
· Menor impacto en los ecosistemas y sus recursos naturales
· Ahorro de tiempo, dinero y esfuerzo
Es decir que incrementar la educación ambiental es vital para mejorar nuestro entorno y la sociedad.
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