Las “Perspectivas sociales y del empleo en el mundo 2015 ”, de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), señala que en la UE, por ejemplo, en la segunda mitad de 2014, el desempleo de larga duración era de alrededor de 50 por ciento.
Esta cifra representa un brusco incremento comparado con el 38,5 por ciento en el mismo período de 2014. Alrededor de 12 millones de personas han estado desempleadas y buscando trabajo durante un año o más.
Para estas millones de personas, hay en juego algo más que la pérdida de ingresos, según Steven Tobin, Jefe de Equipo en el Departamento de Investigación de la OIT: “Muchas veces, después de un período prolongado de ausencia del mercado laboral se crea un estigma, haciendo que sea aún más difícil para las personas regresar al empleo productivo y aumentando el riesgo de exclusión y pobreza”.
En los países en desarrollo, sobre todo de Asia, el problema del desempleo de larga duración tiene otras repercusiones: “El desafío en esta región es garantizar que la creación de empleo mantenga el mismo ritmo que el aumento del número de personas que se incorporan al mercado laboral, y que estos trabajos respondan a sus expectativas y capacidades, las cuales han crecido a la par durante los últimos años.
¿Cómo podemos cambiar esta situación, a fin de que las personas regresen al trabajo, tanto en los países desarrollados como en las economías en desarrollo?
Tobin sostiene que la clave para hacer frente al desempleo de larga duración radica en las políticas: “Es necesario hacer todos los esfuerzos posibles para mantener a estas personas conectadas con el mercado laboral a través de una combinación de apoyo a los ingresos y de medidas orientadas al empleo”.
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