La enfermedad mental ha sido siempre un tema difícil de enfrentar en el mundo del trabajo a causa del estigma y de los temores asociados.
“En la mayoría de los casos, ofrecer apoyo a los trabajadores afectados para permitirles conservar su empleo o regresar a su trabajo si toman una licencia o se ausentan, es una solución mucho mejor que excluirlos del lugar de trabajo y dejarlos enfermos o recibiendo para siempre prestaciones por discapacidad”, explicó Shruti Singh, economista del trabajo en la OCDE.
Shruti Singh es una de las participantes al evento de esta semana dirigido a la inclusión de las personas con discapacidad en el lugar de trabajo. El evento, organizado por la Red Mundial de Empresas y Discapacidad de la OIT, reúne a representantes de las empresas multinacionales y a especialistas en discapacidad y del mercado laboral.
En promedio, alrededor de 20 por ciento de la población en edad de trabajar en un país de la OCDE sufre de un trastorno mental en algún momento dado, según Singh. “Esto implica que el riesgo de experimentar una enfermedad mental durante una carrera profesional es alto para todos”.
Identificar los trastornos mentales como la depresión y ofrecer un apoyo precoz es fundamental. Pero es también uno de los pasos más difíciles, porque la enfermedad mental con frecuencia es ocultada y porque las causas pueden ser diversas: problemas personales en el hogar, traumas infantiles, o estrés relacionado con el trabajo.
“Ademas, el temor de ser rechazados o estigmatizados por la empresa o los colegas hace que sea muy difícil para estas personas hablar sobre el problema con sus superiores”, explicó Stefan Tromel, especialista en discapacidad de la OIT, quien también participó en el evento.
“Muchos trabajadores que experimentan trastornos mentales no toman la licencia por enfermedad cuando realmente la necesitan. Como resultado, su productividad disminuye y esto se convierte en un problema para la empresa”, agregó.
“En función de dónde y cómo se origina el problema, los directores pueden ayudar a una persona que atraviesa un período difícil garantizándole confidencialidad y ajustando su tiempo de trabajo o ambiente de trabajo cuando es posible. Entablar un diálogo de este tipo puede prevenir largos períodos de licencia por enfermedad o el riesgo de perder a un miembro del personal talentoso”, indicó Tromel.
“Es indispensable una supervisión sistemática de los comportamientos en materia de licencia por enfermedad y un acompañamiento para el regreso al trabajo, junto a empleos de calidad y mejores condiciones de trabajo”, agregó Singh.
También es importante que las empresas tengan acceso a información sobre los problemas de enfermedad mental en el trabajo.
Aunque el estigma asociado con estos temas sigue siendo alto, se están realizando esfuerzos para informar mejor a los directores.
Singh cita el Reino Unido como ejemplo, donde la sensibilización sobre el impacto negativo de las enfermedades mentales ha alcanzado un nivel alto gracias a un programa de investigación plurianual. Las campañas para luchar contra el estigma también han sido utilizadas extensamente, e incluyeron el testimonio de altos directivos que admiten públicamente haber sufrido de depresión o de otros trastornos mentales en un período de su vida con el objetivo de estimular a los trabajadores a hablar de sus problemas.
“Ademas, el temor de ser rechazados o estigmatizados por la empresa o los colegas hace que sea muy difícil para estas personas hablar sobre el problema con sus superiores”, explicó Stefan Tromel, especialista en discapacidad de la OIT, quien también participó en el evento.
“Muchos trabajadores que experimentan trastornos mentales no toman la licencia por enfermedad cuando realmente la necesitan. Como resultado, su productividad disminuye y esto se convierte en un problema para la empresa”, agregó.
Sensibilizar
Con una formación adecuada y una mayor concienciación, los directores pueden desempeñar un papel clave en la gestión de las cuestiones de sanidad mental en el trabajo. Al identificar los síntomas precoces de la enfermedad mental, pueden entablar un diálogo con los miembros del personal afectados, aún antes de que ellos hablen abiertamente de su enfermedad.“En función de dónde y cómo se origina el problema, los directores pueden ayudar a una persona que atraviesa un período difícil garantizándole confidencialidad y ajustando su tiempo de trabajo o ambiente de trabajo cuando es posible. Entablar un diálogo de este tipo puede prevenir largos períodos de licencia por enfermedad o el riesgo de perder a un miembro del personal talentoso”, indicó Tromel.
“Es indispensable una supervisión sistemática de los comportamientos en materia de licencia por enfermedad y un acompañamiento para el regreso al trabajo, junto a empleos de calidad y mejores condiciones de trabajo”, agregó Singh.
También es importante que las empresas tengan acceso a información sobre los problemas de enfermedad mental en el trabajo.
Aunque el estigma asociado con estos temas sigue siendo alto, se están realizando esfuerzos para informar mejor a los directores.
Singh cita el Reino Unido como ejemplo, donde la sensibilización sobre el impacto negativo de las enfermedades mentales ha alcanzado un nivel alto gracias a un programa de investigación plurianual. Las campañas para luchar contra el estigma también han sido utilizadas extensamente, e incluyeron el testimonio de altos directivos que admiten públicamente haber sufrido de depresión o de otros trastornos mentales en un período de su vida con el objetivo de estimular a los trabajadores a hablar de sus problemas.
Mantener a las personas en el trabajo antes que asignarles un subsidio
La situación de los trabajadores que se quedan desempleados después de perder su trabajo a causa de un trastorno mental es también motivo de preocupación.“Las personas con trastornos mentales comunes tienen 2-3 veces más probabilidades de estar desempleadas que las personas que no los tienen”, afirmó Singh. El desempleo por largo tiempo es un problema frecuente que les causa desaliento y, con el tiempo, se retiran del mercado laboral.
“Es fundamental estimular a las personas a que regresen al trabajo en vez que dependan del subsidio durante años”, agregó Stefan Tromel de la OIT. “Cuando una persona necesita dejar de trabajar porque está demasiado enferma para continuar, la empresa debería ser estimulada a mantenerse en contacto con ella y a buscar una solución para reintegrarla una vez que se recupera”.
Pero la falta de sensibilización no se limita al mundo del trabajo. Singh precisó que los sistemas de protección social con frecuencia están demasiado prontos a clasificar a un solicitante de subsidio por enfermedad mental como incapaz de trabajar.
“Los adultos jóvenes que sufren de trastornos mentales con frecuencia se les otorga pensiones de invalidez mientras que deberían ser acompañados al empleo”, dijo.
Una opción mucho mejor sería revaluar la situación periódicamente para ayudarlos a salir del régimen de invalidez cuando se restablecen o encuentran un empleo compatible con su discapacidad.
“Debido a la falta de información y a la multiplicidad de problemas de salud en el trabajo en los países en desarrollo, el estigma relacionado con los trastornos mentales también es alto, así que será necesario invertir mucho tiempo y esfuerzos para lograr progresos”, concluyó Tromel.
Fuente: Organización Mundial de la Salud (OMS)
Pero la falta de sensibilización no se limita al mundo del trabajo. Singh precisó que los sistemas de protección social con frecuencia están demasiado prontos a clasificar a un solicitante de subsidio por enfermedad mental como incapaz de trabajar.
“Los adultos jóvenes que sufren de trastornos mentales con frecuencia se les otorga pensiones de invalidez mientras que deberían ser acompañados al empleo”, dijo.
Una opción mucho mejor sería revaluar la situación periódicamente para ayudarlos a salir del régimen de invalidez cuando se restablecen o encuentran un empleo compatible con su discapacidad.
Un largo camino por recorrer en los países en desarrollo
Si bien la concienciación en torno a los problemas de enfermedad mental progresa lentamente en los países industrializados, aún queda mucho por hacer en los países en desarrollo. Esto no se refiere sólo al lugar de trabajo sino a la sociedad en general.“Debido a la falta de información y a la multiplicidad de problemas de salud en el trabajo en los países en desarrollo, el estigma relacionado con los trastornos mentales también es alto, así que será necesario invertir mucho tiempo y esfuerzos para lograr progresos”, concluyó Tromel.
Fuente: Organización Mundial de la Salud (OMS)
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