Si en estos días has notado algunos
cambios un tanto fuera de lo normal, ¡ES
NORMAL!
Revisar el Twitter continuamente,
estar más conectado a las redes sociales, impulso de comer dulce, aumento de
apetito y el consecuente aumento de peso, trastornos de sueño (insomnio,
despertares en la noche, dificultad para volver a quedarse dormido, somnolencia
diurna), perdida de concentración, ansiedad y/o confusión, son sólo algunos de los síntomas comunes que
están experimentando hoy algunos habitantes de ciertas zonas de Venezuela ante la
evidente ruptura de su cotidianidad: cambios de ruta habitual, dificultad para
conseguir ciertos alimentos, la creciente inseguridad en sus trayectos, la
abrumante inflación, entre otros aspectos anormales que se están viviendo en
Venezuela.
Estas últimas semanas, hemos recibido
más y más trabajadores que consultan por angustia, “estrés”, ataques de pánico,
y otros motivos, que está generando como consecuencia: impuntualidad, pérdida
de concentración, falla en la memoria, retraso en la entrega de proyectos, terminación
precoz de la jornada, dificultad para culminar tareas y hasta ausentismo
laboral, afectando la productividad tanto en organizaciones públicas como
privadas en algunas zonas del país.
El notable impacto no sólo en el
bienestar emocional de los trabajadores sino en la productividad de las
empresas ha generado algunos esfuerzos compensatorios para mantener un
equilibrio que muchas veces parecen infértil ante un clima de incertidumbre y
ambigüedad, que algunos llaman “crisis”o “conflicto”.
¡Y la pregunta sigue latente! ¿Cómo saber si lo que los trabajadores
presentan es estrés laboral? o ¿estrés producto de lo que sucede fuera de los
centros de trabajo? La respuesta no es fácil de responder, pues el Estrés laboral es un fenómeno derivado
de la incapacidad del individuo a responder a tensiones internas o externas diarias
causadas por el trabajo (Maslach & Jackson 1986), que genera como respuesta
lo que se ha definido como “Fight of Flight” o mecanismos dicotómicos de “lucha
o huida” que en algunas situaciones se sobreponen y en otras al contrario se
traducen en parálisis producto del miedo.
El estrés
relacionado con el trabajo y sus efectos constituyen un gran problema en Europa
y en Estados Unidos.
En
Venezuela las afecciones derivadas de los factores psicosociales ocupan el
segundo lugar en la lista de enfermedades Ocupacionales según cifras oficiales
del Inpsasel (www.inpsasel.ve), por lo que no podemos subestimar las
consecuencias de estas enfermedades
emergentes.
Finalmente y a manera de reflexión si citamos el
concepto de Salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que la define
como “El completo estado de bienestar físico, psíquico y social y no sólo la
ausencia de enfermedad” no cabe duda que las condiciones laborales y sociales
son poderosos determinantes de salud; y la salud a su vez afecta la
productividad del ser humano, las relaciones sociales y familiares, de allí que
establecer las fronteras limítrofes entre los efectos de las vicisitudes de los
individuos fuera de un centro de trabajo y determinar las consecuencias en su
vida laboral ha sido, es y será uno de los grandes retos de los equipos multidisciplinarios
para hacer diagnósticos precisos de “estrés laboral”.
Yohama Caraballo-Arias
Especialista en Medicina Ocupacional
Cátedra de Medicina del Trabajo
Universidad Central de Venezuela.
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